Estas patatas son una buena solución para estos días de frio. Lo que tienen de malo es que no se pueden congelar, así que si es una sepia entera habrá que comer dos días patatas y palante. Pero si la sepia es buena (de esas de playa, que vienen sin limpiar y que son muy tiernas) te comes esos dos platos y más. Para empezar, se fríen unos ajos y una rebanada de pan en aceite caliente, se retiran y se ponen en un mortero. En ese mismo aceite se añade la sepia cortada en dados y se sofríe. Cuando esté un poco tostada se añade una cebolla bien picada y se deja hasta que la cebolla esté transparente. En ese momento se añade un tomate rallado y se sigue con el sofrito. En este punto le metemos mano a la picada. En el mortero teníamos el pan frito y los ajos. Añadimos también unas almendras tostadas* y un poco de perejil. Lo picamos todo. Cuando la salsa ha espesado y se tiene una mermelada, se añaden las patatas a cascos y se les da una vuelta. Se añade la picada y agua para acabar de cubrir. Yo no pongo mucha agua, la justa, porque es un plato de fiambrera. Añado un trozo pequeño de laurel y dejo hervir hasta que las patatas están tiernas.
* Si las almendras son crudas,se frien en la sarten junto con los ajos y el pan.
Lo de la picada es todo un tema. He leído en algunos libros que se debe añadir como mucho 5 minutos antes de servir para que no se pierda el sabor en el hervido. Mi abuela, de la que he heredado este plato, la echa con las patatas. Para mí la iaia María es un pozo de sabiduría, así que no la voy a contradecir.
Lo de la picada es todo un tema. He leído en algunos libros que se debe añadir como mucho 5 minutos antes de servir para que no se pierda el sabor en el hervido. Mi abuela, de la que he heredado este plato, la echa con las patatas. Para mí la iaia María es un pozo de sabiduría, así que no la voy a contradecir.
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